jueves, 15 de enero de 2009

EL LOCO (3) / Carta a Diego

…Amado y eterno Diego Armando Maradona:

Perdón por la impertinencia de estos signos, pero me han dado una píldora mágica que me ha convertido en Dios, y esta condición -no creo que haya que aclarar por qué- me permite, sin tapujos, escribirle a usted, señor Diego Armando Maradona, o a quien se me de la real gana; espero haber sido claro.
Qué contarle… ¿Cree en Dios, usted? …, no me haga caso, Diego, se me ocurrió esta pregunta porque justo mi compañero, que está sentado al lado mío, oteando un mar caribeño -que nos venden como patio con fuente-, le hacía la misma pregunta a un gorrión que se posaba en la ventana…Será el día, no sé, pero la verdad es que hoy he intentado reptar por las trochas del pensamiento y había mucho barro; así que tuve que pegar la vuelta, y volví con las manos vacías. Me encantaría escribirle una carta extensa, clara, concisa, pero no me sale nada…, no sé que carajo contarle -espero sepa disculpar la bajeza de la anteúltima palabra-… Por ejemplo…: Supe que lo amaba, Diego, en el año 81, en cancha de Ferro, cuando lo vi hacer un cambio de frente de cuarenta metros con la entereza de una bailarina clásica… Quisiera agradecerle por todo lo que ha hecho por nosotros, por haber sido petizo, por haber sido el protagonista del cuento de Víctor Hugo -ese gran charrúa- que nos hizo llorar…, agradecerle por su mano, por su códigos, por haber dejado bien adentro ese dedito en el culo británico y haber homenajeado con aquél gol danzarín a todos los pibes que hoy duermen bajo las frías tierras de una isla muy austral, de cuyo nombre ahora no me quiero acordar…
Aguárdeme un minuto, Diego, los fantasmas blancos han venido a buscarme para convidarme prozac con leche…. Ya está, ya volví: la verdad que este prozac es raro, ya hace más de cinco años que no veo una luna… Diego, para despedirme, quisiera hacerle un agradecimiento muy delicado, cargado de respeto y profundidad, que espero sepa entender hacia dónde se dirige…: Gracias por haber pasado hambre.

Lo adoro…
pd: Saludos a Bilardo.

ONCE 2 / Introito geográfico y sociológico

…Una vez llegué a pensar que todos los actores de este trágico espectáculo habían esperado mi llegada para salir al fin a escena e inmolarse..., incluso yo mismo… Pero no; pronto comprendí que todo era una sucesión inacabable de tristezas, yerros y sueños contrahechos, en donde yo era actor de reparto de apenas uno de los infinitos capítulos negros que forjaban la historia amarga de esta obra trunca que es Once.
Será necesario hacer saber en qué preciso lugar del barrio se ubica esta, mi económica ínsula, cuyos insuficientes metros cuadrados esconden un anafe de dos hornallas, una mesa plegable, un silla sin par, un colchón demacrado, un equipo de mate, una parrigás, una olla, una sartén, una computadora y dos bandoneones. Las cosas y yo apenas permitimos ver fragmentos del suelo, de tan pequeño que es el espacio que encierran estas cuatro paredes. Hay un baño popular, y una ventana que da a la calle, que me ofrece gran parte de todo lo que narraré…La ínsula está ubicada en la calle Sarmiento, casi esquina Ecuador, en un sexto piso, como ya sabemos… Si saliera del edificio y caminara hacia la derecha, a doscientos metros me chocaría con la Avenida Pueyrredón, que será la columna vertebral del espacio geográfico donde tendrán lugar los hechos que me he propuesto narrar. Si desde el lugar que estaba caminara hacia la izquierda, también a doscientos metros, me encontraría con la Avenida Corrientes; y si en vez de haber caminado hacia la izquierda, lo hubiera hecho hacia la derecha, me encontraría con la Estación de trenes de Once, y más allá la plaza Miserere y más allá la Avenida Rivadavia…Entonces, las fronteras de este mundo son: al sur la Avenida Rivadavia, al norte la Avenida Corrientes, al este la calle Paso, y al oeste la calle Ecuador. Cinco cuadras de norte a sur, por cuatro de este a oeste (el que no conoce Buenos Aires, pregúntele a cibergod por mapas, fotos, que seguramente le proporcionará alguna información)…: un espacio increíblemente pequeño para abarcar tanta antropofagia social moderna. … El marco es el apropiado para pintar un mundo oscuro, en donde miles de zombies comparten sus miserias materiales y humanas…

En una pared, al lado de la estación, alguien escribió, o se olvidó de escribir, con pintura roja: “Dios, si realmente existís, andáte a la putísima madre que te parió”

…Mi vecinos de piso son: en el A vive una vieja que está sola, toca el violín olvidablemente, anda con miedo por la vida, y que cada vez que puede me habla de España y me dice “allá la gente es más educada” sin obtener de mí respuesta alguna. En el B vive Pablo, un homosexual rollizo y retacón, que al menos una vez por semana se trae algún pibe del barrio para saciar sus fantasías: lleva anteojos y tras sus ojos esconde perversidad. En el D vive una parejita que pasa desapercibida…Abajo, en el 5to A vive Adela, una vieja vivaracha de ochenta años de edad, que es la encargada del edificio. Una gran amiga: siempre que puede me cuenta la historia de amor que tuvo con su padrino, con el que se casó cuando ella tenía quince años y él treinta y cinco, contra la voluntad familiar y eclesiástica de la época. Arriba en el sexto, vive Ricardo, un anciano podrido, a quien la poca familia que le queda, lo abandonó por haber sido tan hijo de puta durante toda su vida útil; y ahora que es un inútil, lo paga con el peor de los castigos: la soledad en las puertas de la muerte…Al resto de los vecinos apenas los conozco de esporádicos encuentros en el ascensor…
El barrio es una conglomeración inhumana de comercios de todo tipo, uno al lado del otro, cuyos dueños son en su mayoría judíos; y además de los comercios, una cantidad impresionante de vendedores ambulantes –bolivianos, ecuatorianos, paraguayos, brasileros, africanos, peruanos, rumanos, argentinos- , que venden todo lo que uno puede imaginar y más, monopolizan las calles. Es el típico barrio rancio de Estación de una gran ciudad latinoamericana, tal como es Buenos Aires… El sonido de autos, autobuses y gente es ensordecedor casi todo el día, excepto nunca… La presencia de la Estación, que en teoría tendría que tener baños públicos, y que ofrece luz y techo durante las veinticuatro horas, sumado a las miles de personas que constantemente merodean por los alrededores y son presas accesibles para ser hurtadas de alguna bagatela, construyen un lugar propicio para todas aquellas almas derrotadas que buscan, como el elefante, un lugar donde al fin perecer… Por supuesto, el lugar está repleto de policías que cumplen eficientemente el trabajo que como policías argentinos se les ha encomendado: manejar la droga, cobrar las coimas a los vendedores ambulantes y a los travestis que trabajan por el barrio, de los cuales son sus más asiduos clientes junto a los taxistas; y de vez en cuando llevarse a la comisaría a algún ladronzuelo de poca monta…La plaza Miserere, como su nombre lo indica, es miserable; está habitada por seres que alguna vez quisieron ser personas, y que ya no tienen fuerzas ni esperanzas. Desde las dos de la tarde hasta el anochecer, los patéticos pastores evangelistas, venden ilusiones a gentes más deshechas que ellos mismos, que ya es mucho decir. El único día que no están, es el 1 de mayo, día en que la plaza queda reservada para el acto anarquista que unos viejos locos de antaño se obstinan en continuar celebrando esperanzadoramente…Frente a la plaza, y al lado de la Estación, está el rincón de la memoria de las víctimas de las llamas de Cromañón… Etcétera…, etcétera…, etcétera…, y más etcéteras… …Si me detuviera a detallar cada uno de los colores y olores que componen el barrio, no acabaría nunca, por lo tanto dejaré que se vayan descubriendo de la mano de las historias de sus personajes, entre los cuales me incluyo…Ya les dije cómo llegué hasta aquí: “…me tiró aquí la vida para dejarme en claro que el fin no es más que un espacio vacío desde donde inevitablemente volvemos la mirada en busca de lo que alguna vez descartamos…”

… Echo aceite en la sartén, luego la pongo al fuego, cocino cuatro huevos fritos, y sirvo dos platos: uno para mí y otro para nadie.


(Continuará si la garúa permanece finita)

ONCE 1 / "Introito"

Recorro las calles del barrio Once en busca de algo afinado, pero me resulta imposible encontrarlo. Me esfuerzo, busco bajo las piedras, fuerzo metáforas, miento poesías, alucino quimeras, invento palabras, pero no hay caso, todo aquí es desesperanza: el follaje de cemento, el cielo tras un velo de veneno y la humanidad sucumbida… … ¿Cómo he llegado hasta aquí?...: me tiró aquí la vida para dejarme en claro que el fin no es más que un espacio vacío desde donde inevitablemente volvemos la mirada en busca de lo que alguna vez descartamos… Mi ínsula: un cubículo -en el sexto piso de un edificio en decadencia- de escasos metros cuadrados con una ventana que da a la calle, desde donde observo el oleaje arrítmico del mar humano que malvive, sobrevive, guerrea, humilla, bosteza, odia, llora, grita, etc, en este barrio lóbrego, difuso entre árboles muertos y mierda y hormigón …. Aquí no hay identidad ni causa común ni banderas; aquí hay olor a tumba, un sabor amargo…: chinos a borbotones colonizando en paz el mundo, esclavizándose entre ellos ; peruanos, ecuatorianos y bolivianos viviendo más indignamente que los piojos que habitan sus cabezas, henchidos de pobreza; brasileros vendiendo droga y/o prostituyéndose como única opción; africanos comerciando joyas de lata; los judíos ricos que son dueños de todo, que andan dando pena, como si fueran sólo ellos los únicos que han sufrido alguna vez; y un resto de masa híbrida que no sabe ya cómo disimular la abulia y la muerte…
… En mi calle nunca existió el silencio real ni un aire puro…
Es esta la obertura de este lugar particular, donde miles de personas conviven diariamente de manera salvaje; donde para subsistir hay que ser un erudito del egoísmo… Once: ramalazo de esta ciudad hipócrita que es Buenos Aires, pedo de humanidad, bilis de amor, cometa oscuro y sin inflexiones… Caminaré por sus calles y no será necesaria la imaginación ni la ficción para pintar un mundo fantástico; solamente observaré y lo manifestaré tal cual es…; seré su espejo y dejaré que se mire, se toque, se peine… Cantaré su hambre y su empacho desde aquí, desde mi soledad, mi aislamiento y mi locura; lloraré junto a él e intentaré reír aunque parezca una utopía; me fundiré en él y seré parte de este cuadro pavoroso.
… Caliento agua y preparo café. Luego sirvo dos tazas: una para mí y otra para mi sombra.

EL LOCO 2 / " Tapiado "

2/ TAPIADO



… Hace un rato, me dicen, me atraganté con un hueso de pollo, lo cual fue un escándalo. Tuve suerte, ya que los fantasmas blancos que me persiguen me salvaron de lo que al parecer era una muerte segura. Entonces, creo, allí, en el umbral de la muerte me hice una última pregunta que necesitaba ser respondida antes de ser comido por los gusanos: ¿Por qué la gran mayoría de la población mundial -excepto en Pinamar- considera a los aficionados al paddle como unos auténticos pelotudos? Pregunta esta harto difícil de responder, ya que aún desconozco si dicha sentencia es hija de prejuicios injustificados o de evidencias irrefutables. Si me dejo llevar por los prejuicios injustificados, diré que sí, que a mi también el paddle me parece al menos un juego boludo, aunque no sé bien por qué, y sus aficionados, excelsos militantes de dicha condición que bien ganados tienen el título de pelotudos –también se les dice otarios, giles, botones, salames, en incluso putitos- . Si me dejara llevar en cambio por las evidencias irrefutables también diría que sí, que considero a esta sub-especie paddlistica como pelotuda. Diría que me parece un juego insípido, un hijo discapacitado del tenis, un invento de los nuevos ricos de los años noventa: esos gorditos pelados y acorbatados que para no pasar por ruinas en una cancha de tenis, achicaron la cancha y le pusieron una pared para que la pelota no se fuera lejos... Entonces volví a caminar por las trochas que ya conocemos y llegué a una conclusión: “Si a cada mundo en el que nos toca ser libres le redujéramos los horizontes y lo tapiáramos para que las utopías no volasen, seríamos los que somos ahora: un bastión del egoísmo, un coctel de huesos y carne que pugna por autodestruirse… Los fantasmas blancos me llama con un silbato: es la hora del prozac. Me gustaría seguir malescribiendo, pero me temo que no podrá ser… Para despedirme quiero decir que si existió Treblinka, como seres humanos deberíamos pedir perdón a Natura por haber desvirtuado su belleza.

miércoles, 14 de enero de 2009

El LOCO 1 / " Trochas "

1 / TROCHAS

… Luego de inmortales e incalculables noches -casi siempre devienen en mediodía- en las que mi cabeza caminó por las trochas del pensamiento, sin horizonte alguno, y hubo de encontrar pétalos alados, llegué a la irrefutable conclusión de que si Jorge Luis Borges hubiera tomado no más de una docena de cajitas de algún vino tinto de morondanga, y hubiera participado en algún asado que deviniera en jarana y lo encontrara bailando en pelotas a las seis de la mañana, con una peluca y una zanahoria de cotillón en la mano, hubiera ganado el premio Nobel;…, sin lugar a dudas… Además del afamado premio, hubiera conseguido que los cerebros obtusos como el mío pudieran entenderlo, además de admirarlo, sinceramente, sin una razón convincente mas que la impuesta por la opinión general, de cuya gran masa, pocos saben qué nos ha querido decir Jorge en sus eternas páginas, las cuales, al ser leídas, parece, otorgan al intelectual de plástico la actitud soberbia de decir “Leo a Borges”, impunemente, poniéndose por encima de cualquier ser humano al que le guste comer bifes a la plancha, por ejemplo…Algo parecido también sucede con la gran mayoría de los músicos de Jazz, que te dicen “…, yos soy músico de Jazz” -mientras practican una inflexión en la voz cuando dicen “Jazz” en pos de otorgarle americanismo-… Pensándolo bien -y ahora, mientras malescribo estas palabras- creo que si estos músicos tuvieran la posibilidad, o la voluntad, de escuchar durante dos horas, junto a un correntino ortodoxo, un repertorio selecto del amado Tránsito Cocomarola, que les dijera al finalizar el preámbulo existencial: “¡…y esto es chamamé, pelotudo!”, aprenderían mucho, sobre todo a no montarse a ese caballo, que es de Troya, y de madera…, y se incendia…, y te lleva junto a sus cenizas.
… Luego de inmortales en incalculables noches -casi siempre devienen en mediodía- en las que mi cabeza caminó por las trochas del pensamiento, sin horizonte alguno, llegué a la irrefutable conclusión de que cuando uno critica y se rebela contra las normas, contra todo lo que está establecido como un puñal clavado en la mente, se termina aislado en un manicomio; como terminé yo…, que por haber encontrado pétalos alados y haberlos tirado a un mar -el cual me venden por fuente de agua- pasé mil horas, y pasaré mil más, en este patio viejo, junto otros locos, leyendo libros que ya no comprendo, escuchando músicas que ya no siento.